En una sociedad en la que el individuo es meramente un engranaje sin personalidad, tragado por el sistema, y en donde el las familias son base de las relaciones personales, más entendido como una figura necesaria y muchas veces despersonalizada que una cercana al amor que es necesario en ellas, nace la figura de las "Ohitori-sama".
Las "Ohitori-sama" no es otra cosa que un grupo social que está incrementando su número en la actaulidad nipona, de mujeres mayores de 30 años que no se han casado, que son independientes y que se automantienen con su propio trabajo.
Un concepto tan fácil de asumir en nuestra cultura es realmente un avance y un motivo de escándalo en la sociedad del Sol Naciente, ya que basan su sociedad en el conglomerado de las personas, fomentando siempre los valores y las reglas de equipo sobre el individualismo, que llega a estar mal visto a unos extremos que nos serían sorprendentes a nosotros.
Así pues, esta clase social novedosa no sólo refleja las nuevas tendencias y realidades en Japón sino que además ponen de manifiesto lo diferente que somos. Puesto que esta subclase, como la podemos llamar, no es especialmente bien vista en una sociedad en donde la mujer aspira a estudiar y ser lo mejor posible con el fin de poder encontrar un marido en la escala más alta de la sociedad y así, al casarse, dejar de trabajar. Ya hayan estudiado en la Tôdai, la Universidad tokiota de mayor prestigio y por inde de todo el país, o sólo haya estado en la escuela primaria, las mujeres japonesas al casarse lo dejan todo para ocuparse del hogar. Algo que a mi entender no posee nada de sentido sobretodo a esferas de las mujeres que han llegado a tener una posición elevada en empresas o grandes resultados en sus estudios universitarios.
Este tipo de mujeres autosuficientes está partiendo de la base de la integración de los valores del individualismo y de la propia autorealización, quizás de una manera muy lenta y paulatina, pues muchas de estas mujeres siguen aspirando a encontrar a su marido ideal y de nuevo volver al círculo vicioso de dejar todo lo que eran para ser "señoras de su hogar", pero un paso es un paso a mi entender.
No trato de juzgar a la sociedad nipona, simplemente expongo cosas que me parecen curiosas amén de dejar retazos de mi opinión. Y en este caso me ha parecido de interés dejar constancia de estas mujeres valientes en una sociedad aún tan machista y tan "de grupo" (en el sentido más antagonista a individual) como es la japonesa.
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