"Pero es que a mi no me gusta estar entre locos." Observó Alicia.
"Eso sí que no lo puedes evitar- repuso el Gato de Cheshire- todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tu también lo estás."

domingo, 19 de febrero de 2012

Un minuto de polémica: ¿Me sienta realmente bien?

Un minuto de polémica: ¿Me sienta realmente bien?


¿Me sienta realmente bien?”


La pregunta cae como una losa sobre tus hombros, sobretodo por el momento tan incómodo que viene a continuación... la respuesta... TU respuesta...


Y yo me pregunto... ¿Es necesaria hacer esta pregunta realmente? Me refiero, quién no ha ido de compras alguna vez con un amig@ y cuando se ha probado algo ha preguntado exactamente aquello. Y lo que es más, cuántas veces lo hemos hecho sabiendo la temida respuesta de antemano... NO. Si necesitas preguntarlo es que no te sienta realmente bien. Cuando algo nos sienta bien, nos gusta y nos vemos estupendos, lo sabemos al momento, podemos luego por ego, autoestima (alta o baja) o lo que se nos ocurra, preguntarlo para asegurarnos pero, reconozcámoslo, esa pregunta no es necesaria. Lo único que hace es cargar sobre la espalda de “la segunda opinión cualificada” la desagradable tarea de tener que decirnos, con las mejores palabras que se le ocurren, que ese color no nos favorece, que nuestra complexión caderona se realza demasiado, que si tenemos más tripilla de lo normal esa parte ajustada no es la mejor, etc. etc. etc.


¿Y por qué entonces lo hacemos? ¿Por qué lo preguntamos? Es simple y hasta correcto el motivo, porque queremos estar bien. Entendible, asumible y compartido este sentimiento. Ahora bien... ¿Por qué no aplicamos las mismas reglas con las que nos vestimos todos los días, compramos y salimos a la calle al cosplay? La mayoría lo aplica de esta manera, bien es cierto, pero los que no... resaltan demasiado y no para bien he de decir. ¿Veis a dónde quiero llegar?


En un artículo anterior di mi opinión acerca de que el cosplay no debe ser manchado por la simple y mera belleza física, que no debe relegarse sólo a eso, pero nunca he dicho que no se deba cuidar las formas. Bien es cierto que el mundo del manga-anime está lleno de chicos altos y esbeltos o sobremusculados y de chicas escuálidas y diminutas o pechugonas pero con una cintura de avispa que nos hacen pensar el que el 99% de los humanos estaríamos excluidos de hacer cosplay si pensáramos que debemos ser idénticos al personaje, pero esto está totalmente alejado de la realidad, no hace falta ser igual que el personaje, medir uno ochenta y pesar sesenta quilos, se trata de saber elegir, como en el caso de cuando vamos a comprar ropa, el personaje que mejor nos viene y sienta.


Si en nuestra vida cotidiana no enseñamos las que creemos “las peores partes” de nuestro cuerpo (como puede ser nuestra barriga porque no creemos que sea hermosa al no estar plana como una tabla o nuestros muslos por darnos vergüenza nuestra propia piel de naranja) y si sabemos vestirnos para realzar lo que si que nos gusta y nos favorece, lo que nos hace sentir bien... ¿Cómo es que no aplicamos eso al cosplay de la misma manera siempre? ¿Cuántas veces nos vamos a hacer el flaco favor de ponernos una peluca que nos sienta fatal, por el tono del cabello, hasta que nos demos cuenta de ello? ¿Cuántas veces vamos a tener que enseñar la barriga hasta darnos cuenta que no es nuestra mejor baza? Y... ¿Cuántas veces vamos a tener que vestirnos o no-vestirnos de personajes que van semi desnudos hasta percatarnos que no es la mejor opción?


Cierto, hay personaje a los que adoramos de los que nunca estaremos bien haciendo cosplay a menos que seamos modelos (o actrices porno en ocasiones en las mujeres...), Ivy del Soul Calibur y Kratos del God of Wars son los primeros que se me vienen a la cabeza, pero eso no implica que se nos cierren ni el resto de personajes que nos gusta y ni tan siquiera muchas veces estos mismos. He visto, más de las veces que me gustaría, a chicas que deberían asumir su condición, vistiendo por ejemplo (y me llama particularmente la atención por la cantidad de veces que lo he visto de este personaje) de esta misma, de Ivy. Y yo me pregunto... ¿Es que no has mirado que tiene más de un traje y da la casualidad que tiene uno tapadito y muy mono que te sentaría mejor que ese triquini de pvc???


El cosplay es para divertirse. Cierto. El cosplay es más que físico. Cierto. Pero no olvidemos una cosa, no vamos a conseguir divertirnos si no nos sentimos bien con nosotros mismos. Puede que la chica que se hizo el traje de Ivy, pesando 50 quilos más que ella, pensara que se iba a divertir, y puede que lo hiciera, pero también es muy probable que escuchara algún comentario acerca de lo oportuno o no de su elección y su físico. Y estoy segura que ahí terminó toda la diversión. Porque de la misma manera que salimos a la calle y de pronto nos percatamos que no hemos hecho una buena elección de vestuario (y encima hemos caído en ello al oír la opinión de un tercero) lo mismo nos puede pasar aquí.


El físico no lo es todo, pero no podemos tampoco negar que no importa y que estamos en una sociedad que hace que este mismo sea base fundamental de la autoestima.


Así que hagámonos un flaco favor al respecto, divirtámonos haciendo cosplay pero respetándonos y respetando a nuestro cuerpo. Hay cientos de personajes para elegir,, hay cientos de ropas y versiones de trajes, hay miles de ideas que abarcar... y hay más de una que caza especialmente bien con nosotros. Pensemos en ella, llevémosla a cabo y divirtámonos sin que nada pueda empañar ese gran día en el que estrenamos cosplay.

martes, 24 de enero de 2012

Un minuto de polémica: Peces de pecera y peces de mar

Un minuto de polémica: Peces de pecera y peces de mar.

Hace unos días estaba trabajando en el ordenador en un tutorial sobre varias armas de personajes que ya he realizado en cosplay cuando me dio por pensar algo realmente curioso...


¿Acaso no sería increíble que nos pareciéramos un poco, aunque fuera, a los cosplayers asiáticos aquí en España? Y, os aseguro, que no me estoy refiriendo al grado tan sublime que tienen de creación de sus trajes sino a la unión y sentimiento de comunidad que todos ellos poseen, siendo este tan fuerte que entre cosmakers, cosplayers y fotógrafos crean la ilusión al resto del mundo que sus trabajos son perfectos... Y nada más lejos de la realidad, como a todos, su tiempo, dinero y esfuerzo les cuesta, pero ellos tienen algo yo diría “de serie” que les hace diferentes y grandes, y es esa ayuda que todos se prestan. Desde el cosmaker que para aumentar el nivel de cosplay en su comunidad crea tutoriales y ayuda en charlas directas a otros cuando se encuentran en convenciones, pasando por los fotógrafos que ven parte de su trabajo para con el mundillo hacer y editar las mejores fotos de los cosplays a los que retratan.


Es a eso a lo que yo me refiero y es eso lo que creo que nos falta “en casa”. No os equivoquéis, gracias a Dios, en nuestro país hay grandes cosmakers y muy buena gente con la que he disfrutado mucho hablando de trucos y de horas y horas de laboriosos quebraderos de cabeza para solventar algún problema. Recuerdo, sin ir más lejos, una vez que a la entrada de un Salón del Manga me pasé más de veinte minutos hablando con una pareja acerca del cómo se las habían ingeniado para hacer una máscara y hablando de cómo yo había hecho el arma de mi cosplay. Sin embargo, y lo que temo, y por eso “denuncio” de esta manera, es que se extienda también esa otra corriente de huraños secretistas que parecen querer ser los reyes de una diminuta pecera antes que salir al mar abierto y contemplar, que aunque puede que junto a ti naden ballenas eso es exactamente lo emocionante, ver el nivel que a tu alrededor hay, al que puedes llegar y lo que debes esforzarte.


Porque, sinceramente... ¿Cómo se puede ser tan huraño y mezquino cuando, desde mi punto de vista, creo que no hay mayor halago para un cosmaker que le pregunten cómo ha conseguido hacer su traje? Claramente eso demuestra que es tal el asombro por parte del que pregunta que ha sido capaz de vencer la timidez inicial que a todos nos da hablar con un desconocido y lanzarse a saciar su curiosidad avivada por aquel traje. ¿Cómo se puede pagar esa valentía con malos gestos y palabras secas y cortantes? O lo que es peor... ¡con el silencio! Y es más, cómo esas personas no pueden entender que no hay mayor satisfacción que ayudar a los demás a que sean mejores, a que te reten con su esfuerzo para que año tras año tú seas también mejor, que desees estar a la altura de los eventos, y de esa manera, conseguir todos juntos que los salones sean eventos dignos de llevar cámara y hacer centenares de fotos.


Pues bien, tengamos un minuto de polémica porque sinceramente, por mucho que trate de pensar qué clase de argumentos podrían esgrimirse para excusar dicho comportamiento sólo me suena a mentiras e hipocresía. Pues si tan bien estuviera eso de esconder nuestro conocimiento y no compartirlo, de responder a palabras halagadoras con malos gestos... ¿Por qué nadie admitiría que esa es su verdadera intención? De hecho, recalco, si tan seguros estuvieran de lo digno y justo de su elección porqué cada una de las veces que, por ejemplo, yo misma, personalmente, he preguntado a uno de esos peces de pecera por el cómo habían solventado algún detalle de su traje me han contestado a regañadientes. Lo han hecho, mal, con monosílabos, sin intención de explayarse y a regañadientes, pero lo hacen porque saben de sobra que una actitud diferente es mezquina por su parte.


Y aún así sigo sin entender porqué alguien querría ser el rey de una pecera en la que apenas cabe uno mismo en vez de enfrentarse a un mar lleno de peces de todos los tamaños. No digo que tengamos todos y cada uno de nosotros que volcarnos a hacer tutoriales (que por otro lado no cuesta tanto hacer uno de vez en cuando), que documentemos cada paso que damos en nuestro camino como cosmakers y cosplayers o que hagamos precisiones exactas de tiendas, materiales y precios. Pero, por favor, cuánto cuesta ser amables y disfrutar de lo que realmente significa esta afición, y lo que es más, de lo que significa ser parte de esta comunidad. En todas las sociedades el individuo debe aportar su granito de arena para mejorarla y ser parte de un todo compacto y que merezca la pena. Pues bien, esta es nuestra sociedad, la del cosplay, y nuestra misión es hacerla grande, expandirla, mejorarla... con nuestro esfuerzo individual, con nuestra sonrisas ante una foto de un aficionado, con nuestras palabras de ánimos ante un novato que busca consejo, con nuestro conocimiento en una charla de intercambio de ideas y procesos, con nuestra voluntad de hacer que la comunidad sea más grande y mejor...


Porque sino nunca seremos lo que podemos llegar a ser, siempre miraremos con envidia a los cosplayers de otros países y regiones y nunca avanzaremos. Pero lo que es peor, seremos nosotros la piedra que nos impida mejorar en esta estupenda afición, porque el camino fácil siempre te hace avanzar rápido al principio pero nunca te lleva tan lejos como el complicado.


Así que seamos valientes, seamos amables, y disfrutemos nadando en el ancho mar junto a nuestras verdaderas expectativas y sueños, dejando atrás la engañosa seguridad de la diminuta pecera.